Cada vez es más visible el tema del abuso sexual dentro de la iglesia católica. Posiblemente sea uno de los temas, sino el tema más importante, que más preocupa, o debiera preocupar a la institución religiosa. Por un lado, están los efectos que produce el abuso en cada una de sus víctimas, que son muchos, con consecuencias muy negativas sobre los chicos y por otro es preocupante la falta de respuesta, de instrumentación y de conciencia. Esta dimensión del problema es la que perversamente contribuye a que el tema no pueda ser abordado en profundidad, cooperando en el mantenimiento del mismo. Las denuncias se multiplican a lo largo y ancho del globo, unos 170 antiguos estudiantes de escuelas católicas alemanas denunciaron recientemente que fueron sometidos a abusos sexuales y físicos por parte de miembros del clero entre los años 70 y 80. Algo similar ha ocurrido en Holanda, en Argentina hace algunos meses fue condenado a 15 años de prisión el padre Grassi y así una larga lista. ¿Qué es lo que permite que ahora la sociedad se anime a condenar el abuso sexual? Por un lado el avance cultural en lo que respecta a los derechos de los más débiles, la sociedad moderna pugna para que los niños tengan derechos, también las mujeres, los homosexuales, para que se reconozcan las minorías. Los aportes surgen desde muchos ámbitos de la sociedad, el abordaje de los medios, en su inclusión en las disciplinas del conocimiento, etc. Todas estos movimientos van generando conciencia y lo que se espera es que la iglesia esté a la altura de estas circunstancias. Hasta el momento la respuesta ha sido casi invariablemente la misma, negación del problema, desde las bases hasta la cúpula. Esta negación, pone de manifiesto al menos dos temas que sin duda contribuyen con el abuso sexual. Por un lado el tema del celibato, algo que los eclesiásticos son reacios a tratar y que merece ser reconsiderado, por otra, las mismas estructuras jerárquicas de poder que atraviesan a la institución. La estructura piramidal, con el papa en lo más alto, desciende en un entramado de poderes que se diluye completamente al llegar a la base del sistema. En un extremo el "todo poderoso" y en el otro apenas un mortal y en el camino "todo está permitido". El abuso en general es algo que el sistema mismo ha legitimado en distintos momentos de la historia. Maltrato físico y psicológicos, castigos corporales y abuso sexual son funcionales a esa lógica.
5 de mayo de 2010
Por primera vez el abuso sexual es denunciado desde la iglesia
(España). Es la primera vez. La congregación de los Carmelitas Descalzos ha seguido al pie de la letra el protocolo aprobado recientemente por el Vaticano contra supuestos casos de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia: denuncia a la justicia civil e inmediata separación del supuesto abusador de cualquier ejercicio en el que pueda tener contacto con menores. Los Carmelitas Descalzos de Burriana (Castellón), tras consultar con los superiores de la orden en Madrid, han puesto en conocimiento de la Fiscalía un posible abuso sexual de uno de sus curas a un menor.
Cada vez es más visible el tema del abuso sexual dentro de la iglesia católica. Posiblemente sea uno de los temas, sino el tema más importante, que más preocupa, o debiera preocupar a la institución religiosa. Por un lado, están los efectos que produce el abuso en cada una de sus víctimas, que son muchos, con consecuencias muy negativas sobre los chicos y por otro es preocupante la falta de respuesta, de instrumentación y de conciencia. Esta dimensión del problema es la que perversamente contribuye a que el tema no pueda ser abordado en profundidad, cooperando en el mantenimiento del mismo. Las denuncias se multiplican a lo largo y ancho del globo, unos 170 antiguos estudiantes de escuelas católicas alemanas denunciaron recientemente que fueron sometidos a abusos sexuales y físicos por parte de miembros del clero entre los años 70 y 80. Algo similar ha ocurrido en Holanda, en Argentina hace algunos meses fue condenado a 15 años de prisión el padre Grassi y así una larga lista. ¿Qué es lo que permite que ahora la sociedad se anime a condenar el abuso sexual? Por un lado el avance cultural en lo que respecta a los derechos de los más débiles, la sociedad moderna pugna para que los niños tengan derechos, también las mujeres, los homosexuales, para que se reconozcan las minorías. Los aportes surgen desde muchos ámbitos de la sociedad, el abordaje de los medios, en su inclusión en las disciplinas del conocimiento, etc. Todas estos movimientos van generando conciencia y lo que se espera es que la iglesia esté a la altura de estas circunstancias. Hasta el momento la respuesta ha sido casi invariablemente la misma, negación del problema, desde las bases hasta la cúpula. Esta negación, pone de manifiesto al menos dos temas que sin duda contribuyen con el abuso sexual. Por un lado el tema del celibato, algo que los eclesiásticos son reacios a tratar y que merece ser reconsiderado, por otra, las mismas estructuras jerárquicas de poder que atraviesan a la institución. La estructura piramidal, con el papa en lo más alto, desciende en un entramado de poderes que se diluye completamente al llegar a la base del sistema. En un extremo el "todo poderoso" y en el otro apenas un mortal y en el camino "todo está permitido". El abuso en general es algo que el sistema mismo ha legitimado en distintos momentos de la historia. Maltrato físico y psicológicos, castigos corporales y abuso sexual son funcionales a esa lógica.
Cada vez es más visible el tema del abuso sexual dentro de la iglesia católica. Posiblemente sea uno de los temas, sino el tema más importante, que más preocupa, o debiera preocupar a la institución religiosa. Por un lado, están los efectos que produce el abuso en cada una de sus víctimas, que son muchos, con consecuencias muy negativas sobre los chicos y por otro es preocupante la falta de respuesta, de instrumentación y de conciencia. Esta dimensión del problema es la que perversamente contribuye a que el tema no pueda ser abordado en profundidad, cooperando en el mantenimiento del mismo. Las denuncias se multiplican a lo largo y ancho del globo, unos 170 antiguos estudiantes de escuelas católicas alemanas denunciaron recientemente que fueron sometidos a abusos sexuales y físicos por parte de miembros del clero entre los años 70 y 80. Algo similar ha ocurrido en Holanda, en Argentina hace algunos meses fue condenado a 15 años de prisión el padre Grassi y así una larga lista. ¿Qué es lo que permite que ahora la sociedad se anime a condenar el abuso sexual? Por un lado el avance cultural en lo que respecta a los derechos de los más débiles, la sociedad moderna pugna para que los niños tengan derechos, también las mujeres, los homosexuales, para que se reconozcan las minorías. Los aportes surgen desde muchos ámbitos de la sociedad, el abordaje de los medios, en su inclusión en las disciplinas del conocimiento, etc. Todas estos movimientos van generando conciencia y lo que se espera es que la iglesia esté a la altura de estas circunstancias. Hasta el momento la respuesta ha sido casi invariablemente la misma, negación del problema, desde las bases hasta la cúpula. Esta negación, pone de manifiesto al menos dos temas que sin duda contribuyen con el abuso sexual. Por un lado el tema del celibato, algo que los eclesiásticos son reacios a tratar y que merece ser reconsiderado, por otra, las mismas estructuras jerárquicas de poder que atraviesan a la institución. La estructura piramidal, con el papa en lo más alto, desciende en un entramado de poderes que se diluye completamente al llegar a la base del sistema. En un extremo el "todo poderoso" y en el otro apenas un mortal y en el camino "todo está permitido". El abuso en general es algo que el sistema mismo ha legitimado en distintos momentos de la historia. Maltrato físico y psicológicos, castigos corporales y abuso sexual son funcionales a esa lógica.
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Superar la inmediatez
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2 comentarios:
INglesia?
muy acertado el fallido?
Ya fue corregido, gracias!
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